jueves, 23 de agosto de 2012

Niebla

(Fragmento)


Mi mirar se pierde entre los muros de este lugar, estoy seguro de haber perdido la conciencia en algún momento pues, me encuentro en un sitio extraño. Las paredes desnudas están pintadas de un amarillo suave, una pequeña ventana frente a mi deja pasar un halo de luz opaca que apenas ilumina la habitación. Es todo lo que veo antes de desvanecerme por primera vez.


También afuera todo es opaco, la niebla sigue ahí, pero adentro puedo ver todo con mucha claridad, claridad que se esfuma inmediatamente cuando vuelvo a perder la conciencia.


Cuatro, cinco, seis veces la nitidez de las imágenes me abandona, en un segundo todo se distorsiona y vuelvo desmayarme. Cada vez que mi vista se nubla me asalta el mismo sueño extraño: Mi vida en retrospectiva, mi juventud, mi niñez, los primeros años. Miles de recuerdos me asaltan como imágenes saltarinas y centellantes que sacuden mis extremidades, me inquietan y abrazan en instantes fugaces. Me sorprende haber vivido, visto y sentido tantas cosas, me alegra recordar como era mi vida antes de que llegara la niebla y ocultara mis recuerdos en alguna parte remota de mi mente.


Los sueños y la inconciencia son largos, mis momentos de lucidez son escasos y fugaces pero han sido suficientes para tener seguridad de donde estoy. Parece una casa, a mi derecha el marco de una puerta cubierta con una cortina blanca anuncia la existencia de otras habitaciones contiguas, los muros pintados de un amarillo pálido hacen resaltar la luz que llega desde afuera, afuera donde aun reina la niebla.


Las cosas a mí alrededor se ven claras porque aquí adentro no se cuela la niebla. No se como lo han conseguido, pero me alegra. Mi cuerpo esta recostado sobre un catre, mi cabeza se apoya en un par de almohadas blandas y mi mano izquierda esta vendada pero mis dedos aun se mueven. No puedo recordar exactamente como me la he lastimado, pero no parece grave, mi mano derecha y mis piernas parecen estar en excelentes condiciones.


El resto de mi cuerpo esta descubierto salvo por la ropa interior y unas sabanas blancas que a veces se encuentran en el suelo y otras veces están a medias sobre mí.


He escuchado voces distorsionadas y pasos ligeros en la habitación contigua, pero mis segundos despierto sólo me han permitido reconocer el espacio y mi condición, y saber que alguien me cuida, esta vez reconozco que, me da gusto y me agrada saber que no estoy solo.


En este momento, la inconciencia me sobreviene una vez más, de cierto modo me alegra y me dejo envolver por ella, pero de pronto un pensamiento fugaz reanima mi mente… Mi compañera, ¿qué ha sido de ella? Entonces hago un esfuerzo sobrehumano por mantenerme despierto, y juntando todas las energías de mi ser la llamo, no se si estoy gritando, mis oídos zumban y siento como una ola de ardor intenso recorre mi mano izquierda y sube hasta mi hombro. Tal vez no estoy tan bien como suponía.

A pesar del dolor continuo llamándola, parece ser que alguien me ha escuchado pues alcanzo a oír un par de voces angustiadas que vienen de la otra habitación, una de ellas pertenece a una mujer, pero no puedo reconocerla plenamente...

Entonces la cortina se abre y la oscuridad me envuelve, mientras me desplomo sobre la almohada alcanzo a ver dos bultos acercándose rápidamente hasta mi.

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