CAPÍTULO II
DRAGONES
I
Un terrible estruendo se escuchó en el cielo y
un inmenso rayo azul descendió con furia perdiéndose en el abismo. Otro
estruendo resonó y un nuevo rayo golpeo la tierra cayendo a algunos cientos de
metros de donde se encontraban ellos.
-Esto no es una tormenta –dijo el chico muy
preocupado.
-¿Por?... –preguntó ella con temor.
-Primero aparece el rayo, después el estruendo
–dijo él y entonces se dio cuenta…
Las nubes se inflamaron y resplandecieron de
pronto en un tono azul turquesa, como si se incendiaran por dentro. Yuhen se
quedó pasmado. Congelado. Otro destello, pero esta vez de un color amarillento,
apareció desde el abismo que se encontraba a sus pies y se perdió entre los
nubarrones que descargaban con toda su furia interminables torrentes de agua
caliente.
-¿Qué..? -quiso decir ella, pero no pudo
completar la pregunta.
-¡Corre! –gritó Yuhen mientras la tomaba del
brazo para echarse a correr.
Las gotas les quemaban la piel, el rostro, la
ropa. Cada nuevo contacto con el agua que descendía les provocaba un ardor
punzante.
-Pero… -trató de decir ella de nuevo.
Y él jalándola para acelerar
la huida gritó con temor: -¡Dragones!
-Sebastián Zárate.
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