VI
Alguna vez escucho una historia a cerca de cierto lugar mágico oculto entre las montañas, un lugar que se encontraba prohivido para los mortales; pero no imposible de alcanzar.
Se trataba de un hermoso valle cubierto de frutos y flores en cuyo corazón imponente como un coloso, el enorme sicomoro que resguarda bajo su abrigo a todo el lugar, se alza majestuoso y vivaz. Puso atención a cada detalle, y cada palabra que escuchaba le permitía ver el sitio en su mente con mayor claridad.
–Hay un riachuelo -dijo el saltimbanco-, que proviene de un manantial oculto bajo las raíces del sicomoro, aquel que beba de estas aguas, será liberado del sufrimiento mortal y del deseo.
Y acercándose a la joven, bajó la voz agregando discreto: -Tendrá vida eterna.
(...)
-Sebastían Zárate Ramírez
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